Hoy les voy a hablar de un tipo muy común…
Todos tenemos o hemos tenido ese o esa amiga turista en nuestras vidas.
La típica persona que se pasea por tu vida cuando le vas bien, como las ofertas de los viajes de atrápalo.com
Es decir: Hoy le sirves, porque eres joven y bonito y eres un buen partner in crime para salir de fiesta a ligar, y entonces te bebes una buena botella de vino, un buen cóctel de esos bonitos de colores, y también por si la cosa funciona, para irte hasta de after.
Cuando puedes siempre irte a los mejores planes, de shopping, de viaje, y muchos etcéteras.
¿Pero qué pasa cuando ya empiezas a tener ataduras?
Llámese pareja, hijos, nuevo empleo… Entonces estos amigos/as turistas se esfuman como humo. Se van como alma que lleva el viento a un nuevo puerto, a buscar nuevos amores como los marineros.
Y me diréis con la boca bien abierta: Pero es que esos NO SON AMIGOS.
Como si tuviéramos una especie de radar anti turistas, que cuando se acercan a tu vida te dice: ¡ALERTA, amigo humoso a la vista!
El otro día mi amiga Ana me contó que su amiga Paula era una turista también. Porque nada más nacer su hijita, no volvió a ver a Paula.
Paula ya estaba en otras fiestas con nuevas amigas, gozando de la vida.
Obviamente Paula no va a dejar de disfrutar de la vida por ayudar a Ana con su hijita, pero sí iría bien una llamada, un mensajito y un “Cómo estás”.
Porque las amigas son para eso, para las buenas, las malas y las “maduras”.
Y si detectamos este tipo de amistades quizá debemos alejarnos de esas personas que nada nos aportan.
Yo misma tuve una vez una amiga así. Estaba en todos sus momentos, fiestas, reuniones, cumpleaños… Hasta que ella un día no vino a los míos. Y curiosamente no la eché nunca de menos.